Seguro que ahora mismo tienes varios proyectos abiertos y otras tantas tareas incompletas.
Es normal, ¿y quién no?
El problema es que toda tarea incompleta persiste en nuestra mente hasta que la terminamos. [ver Efecto Zeigarnik]
¿Dónde está el problema? Estos pensamientos están ocupando nuestro valioso CPU (cerebro) innecesariamente.
¿Qué sucede cuando tienes muchos programas abiertos a la vez? El rendimiento del ordenador o dispositivo se ve afectado (va más lento o se cuelga). Pues bien, eso mismo nos ocurre a nosotros.
Mientras trabajo en A me llega un pensamiento no solicitado de B. Unos minutos después me llega otro pensamiento de C. Luego trabajo en B y me llega un pensamiento de A y de C.
Resultado: Me distraigo con facilidad perdiendo concentración, mi mente se agota de tener tantos frentes activos perdiendo claridad y, consecuencia de todo ello, baja de forma considerable mi rendimiento con la tarea que tengo entre manos.
Estos efectos cognitivos adversos de tener tareas inacabadas se pueden minimizar.
En el próximo párrafo la solución. . .
Cómo liberar tu mente de pensamientos intrusivos
Dos vías de acción complementarias:
1. Reduce al mínimo los proyectos abiertos y las tareas pendientes
Si como sabemos la causa de esos pensamientos intrusivos y del desgaste mental proviene de tener varios frentes abiertos, entonces es evidente que hemos de limitar el número de proyectos abiertos y de tareas pendientes.
¿Cómo lo hacemos?
Trabaja sólo en un gran proyecto. En el supuesto de que existan otros proyectos abiertos estos deben ser menores en complejidad y en exigencia.
Destina tu mayor porción de tiempo a trabajar en el proyecto principal. Los otros proyectos deben consumir mucho menos tiempo y esfuerzo por tu parte.
Mi recomendación: nunca trabajar en más de tres proyectos a la vez.
¿Y qué pasa con las pequeñas tareas?
Acostúmbrate a hacer las pequeñas tareas diarias por rutina. Por ejemplo, cada día a la misma hora me instruyo con materiales didácticos (libros, cursos, podcasts, etc.); o bien, cada día a la misma hora me voy al gimnasio; cada domingo a la misma hora limpio mi habitación; etc.
¿Cuál es la razón de esto? Pues que haciéndolo liberas tu mente de recordar qué tareas tienes pendientes por hacer. Las haces por rutina, como si fueran algo automatizado y, así, evitas que consuman CPU (recursos mentales).
2. Planifica con antelación tu proyecto o tarea
Planificar con antelación la vía de acción que se llevará a termino para concluir el proyecto o la tarea incompleta nos ayuda a liberar espacio en nuestra mente para que nos centremos en la tarea que tenemos entre manos.
Según un estudio (Masicampo & Baumeister, 2011), al permitir a los participantes preparar planes específicos para las tareas y proyectos inacabados, consiguieron eliminar las interferencias que estas producían en los sujetos cuando estaban realizando una tarea cualquiera.
El grado de efectividad de esta medida aumentaba según la seriedad de los planes de los participantes. Es decir, un plan poco concreto y poco probable no tendrá el mismo efecto que uno bien definido y creíble.
Por lo tanto, el comprometerse a seguir un determinado plan para conseguir un objetivo, no sólo facilita su consecución sino que además libera la mente de otros asuntos.
Una vez el plan está hecho, se suspende la actividad mental relacionada con esa tarea o proyecto pendiente, volviéndose a activar llegado el momento indicado (según el plan).
El plan para ser efectivo debe responder de forma concreta a cuatro preguntas: (1) qué voy a hacer; (2) cómo lo voy a hacer; (3) cuándo lo voy a hacer; y (4) dónde lo voy a hacer.
Ahora ya sabes cómo mejorar tu rendimiento liberando tu mente de pensamientos intrusivos. Limita tus proyectos, haz las tareas por rutina y planifica con antelación la vía de acción que seguirás para conseguir tus objetivos.
Saludos,
